Estrés del primer día de clases en madres e hijos

El primer día del año escolar es un estrés no sólo para los niños sino que también para los padres. Cuando llega el primer día de clases se nos aprieta la guata porque no sabemos con quiénes nos encontraremos,  y por lo tanto a quiénes son las personas que les entregaremos nuestros hijos, prácticamente, la mitad del día.

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Claramente esta ansiedad y preocupación es transmisible de variadas formas, y es por esto que debemos tener especial cuidado cómo enfrentamos el “tema” frente a nuestros pequeños hijos. Conversar con ellos y comentarles nuestras experiencias es importante para que ellos vean que sus padres pasaron por lo mismo.

El niño no puede tomar decisiones, menos cuando es pequeño, por eso los padres las tomamos por ellos. Y su educación, ya sea jardín infantil o colegio, es algo que ellos no pueden elegir si van o no. Hay otras decisiones que pueden tomar: quieres comer manzana o plátano de postre. Quieres ponerte el pantalón azul o el amarillo. Prefieres ver películas o leer. Pero el colegio, no. Hay niños a los que les cuesta adaptarse más y pasan meses de angustia, los niños y las madres al ver esta situación tan estresante de dejar al niño llorando en la sala de clases.

Es importante mantener una fluida comunicación con el establecimiento, siempre preocuparse que el colegio tenga mi número de teléfono o mi correo. Así recibiremos la información a tiempo. Y nos sentiremos más tranquilos.

Por lo tanto, como consejo vayan tranquilos el primer día, eviten comentarios negativos y mostrarse nerviosas frente a sus hijos Entreguen al niño, un beso de despedida y salgan con tranquilidad, no permanezcan mucho tiempo en el interior del aula de su hijo (a) ya que esto también es contraproducente para el resto de los niños. Al final del día conversar y preguntar como estuvo su día, mostrarse interesado y entregar un feedback positivo.

Llegar puntual y retirar puntual, esto también es un elemento importante para ellos en lo que respecta a la seguridad emocional y establecimiento de rutinas. Si llora al dejarlo, contenerlo y luego jugar unos minutos y entregarlo. Recuerden que lo normal es que lloren, gritar o patalear…, en ocasiones por varios días o semanas. Nunca cometan el error de regresar con el niño a la casa porque estaba llorando. Eso sólo hará el camino más difícil.

La intensidad de las reacciones y conversaciones que podamos establecer con ellos van a depender de la edad a la que nos enfrentamos. …”Ser padres es un trabajo de enseñar y luego apartarse un poco para permitir que los frutos de las enseñanzas puedan florecer”….

Fuente: http://perfectamenteimperfectas.cl

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